Hace mucho tiempo, el cuervo miró hacia abajo desde el cielo y vio que la gente en el mundo vivía en la oscuridad.
La bola de luz la tenía escondida un viejo jefe egoísta. Así, el cuervo se transformó en una aguja de pino que flotaba en el río donde la hija del jefe iba a por agua. Ella bebió la aguja del pino. Se quedó embarazada y dio a luz a un niño que era el cuervo disfrazado. El niño lloró y lloró hasta que el jefe le dio la bola de luz para jugar. En cuanto tuvo la luz, el cuervo volvió a su ser y se llevó la luz hasta el cielo.
Desde entonces no hemos vuelto a vivir en la oscuridad….
Aunque gradualmente hoy en día estamos empeñados en volver a vivir en la oscuridad por nuestra comodidad y apatía. Abandonar la oscuridad de tanta pantalla y encender con la presencia la luz de vuestra vida.
Como bien dice el refrán; – No hay peor ciego que el que no quiere ver.
«Feliz Navidad»